"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 27 de mayo de 2016

"Que asome de una vez por todas el sol del 25..."

El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, presidió en la catedral local el solemne tedeum por el 25 de Mayo, en el que pidió que “asome de una vez por todas el sol del veinticinco” y, tras advertir que “lo terrible es que la disolución de la sociedad argentina, la relajación y rompimiento de los vínculos sociales proceda de una justicia que tiene tapado un solo ojo”, se preguntó: “En este Año Jubilar de la Misericordia establecido por un Papa argentino, ¿no podemos los argentinos abrir la inteligencia y el corazón al don divino de la misericordia, y dárnosla los unos a los otros?".

En su homilía, al comentar la advertencia de San Pablo, en la primera carta a Timoteo, sobre los peligros de las riquezas mal habidas y la corrupción, el prelado sostuvo que "en el imperio romano existía la corrupción; puesto que era inmenso quizá no se notaba tanto como en la Argentina de los últimos años, donde esa vergüenza finalmente inocultable contrasta con la pobreza multiplicada y extendida de tantos compatriotas”.

“¡Qué sencillo, qué bello es el mandato del Apóstol: Contentémonos con el alimento y el abrigo!
Necesitamos un país rico para que no haya gente hundida en la miseria, para que no haya pobres, o para que haya los menos posible", agregó.

El prelado también se refirió a otras tres cuestiones:
La necesidad de refundar la educación;
de generar empleo genuino y no endeudarse porque sí;
y de cerrar definitivamente las heridas de la década del setenta con "paz, olvido, borrón y cuenta nueva".

En primer término advirtió que "hoy se habla de hacer una revolución educativa" cuando en realidad hay que "refundar la educación argentina", al afirmar que no exagera si dice que “los chicos que terminan la escuela primaria de la gestión estatal no saben leer ni escribir correctamente".

Sobre la necesidad de generar empleo genuino y no vivir endeudados, sostuvo que "no es un ideal deseable vivir pagando y morir debiendo".
A propósito vale esta pregunta:
¿Por qué los argentinos no traen espontáneamente el dinero que tienen depositado en el exterior?
Estamos presenciando en las últimas semanas hasta qué extremos ha llegado durante la última década lo que el Apóstol Pablo llamaba pleonexía:
Avaricia, codicia, u otra vez amor al dinero (que es cosa e’ mandinga), mientras los más pobres pagan los platos rotos”.

“El empleo estatal improductivo, innecesario, disimulaba la falta de trabajo genuino y el estancamiento de un país lanzado al consumo insensato financiado por el fisco y para medro de funcionarios y punteros.
Por no hablar del trabajo esclavo impuesto por las mafias, problema político, judicial y policial", opinó.

Por otra parte, sobre la necesidad de una urgente y definitiva reconciliación nacional, el arzobispo platense sostuvo que "se habla en estos días de una 'política de memoria, verdad y justicia'.
¿No se llama así, pomposamente, al rencor y a la venganza?
La memoria argentina ha sido más bien desmemoriada, o hemipléjica.
Es curioso el celo por acusar y juzgar delitos cometidos cuarenta años atrás, cuando hubo y hay tanta distracción y lenidad para juzgar delitos del presente.
Se dice que los crímenes aquellos fueron de lesa humanidad, esto es, literalmente, de humanidad herida”.

“El término es usado equívocamente; que así lo hagan periodistas que hablan de todo e ignoran el derecho, vaya y pase, pero que lo manipulen juristas y jueces supremos es el colmo y ese desliz no augura nada bueno.
Necesitamos paz, olvido, borrón y cuenta nueva. Olvido, sí”, aseveró.

Monseñor Aguer recordó que “en varios pasajes de la Sagrada Escritura para indicar que Dios perdona nuestros pecados se dice que se olvida de ellos. Tomás de Aquino escribió que la justicia sin misericordia es crueldad y la misericordia sin justicia es la madre de la disolución”.

“Lo terrible es que la disolución de la sociedad argentina, la relajación y rompimiento de los vínculos sociales proceda de una justicia que tiene tapado un solo ojo”.
En este Año Jubilar de la Misericordia establecido por un Papa argentino, ¿no podemos los argentinos abrir la inteligencia y el corazón al don divino de la misericordia, y dárnosla los unos a los otros?", concluyó.

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